Casa de la Barceloneta 1761

Edificio de planta baja y piso, con fachada a tres calles. Se considera el último testimonio de una de las casas originales de la primera etapa constructiva del barrio, a mediados del siglo XVIII.

La tipología de las viviendas eran casas de planta y piso algunas con sótano, y su aspecto exterior también era similar: una puerta central y dos ventanas una a cada lado en la planta baja, y dos ventanas y un balcón central en el piso cerrado por un pequeño frontón eran la estética habitual. Esta estructura originaria se modifica una vez se empieza a autorizar añadir un segundo y un tercer piso a los edificios.

Fue construida entre 1760 y 1761. A primeros de mayo de 1760 Joan Coll, espartero de profesión, había obtenido del capitán General el Marqués de la Mina dos solares contiguos donde edificó hacia 1761 dos casas. Se trata de las actuales fincas de San Carlos, 6 / San Miguel, 52 / San Telmo, 13 y San Telmo, 15 / San Miguel, 54. Años más tarde, el 7 de enero de 1783, el hijo de Joan Coll, Sebastià Coll, también espartero, decidió establecer la casa construida en el solar más septentrional a favor del maestro de ribera Andreu Sust. Poco se conoce de Joan Coll, primer propietario, y de su hijo Sebastià. Sin embargo, el oficio de espartero de ambos nos sitúa dentro de las actividades ligadas con el mundo del mar, talante común de parte de los primeros habitantes del barrio. Cuando se estableció  Andreu Sust vivía todavía en ella a título de alquiler un tal Francesc Viñals –el cual aparece como inválido y agregado en el estado mayor de la plaza de Barcelona. Andreu Sust tenía intención de vivir y pidió a Francesc Viñals que se marchara de la vivienda lo antes posible. Andreu Sust es miembro de una estirpe de calafats, maestros de ribera, pilotos y capitanes mercantes iniciada a principios del siglo XVII y es  documentado como establecido en la casa de la calle Sant Carles, 6 a 1783.

Hacia el año 1801 la casa se empieza a planear como espacio ligado con actividades comerciales, Joan Nadal y Ferrater, inquilino, figura con un comercio de vinos. En 1848, Antonio Domenech figura en la lista general de electores con la dirección de Sant Carles 6 y referencia a la tienda. En 1853 encontramos a Juan Coll y Montells como propietario aunque se especifica que es residente en Bonaire, 3 también podemos ver un anuncio de su negocio como Esparter en la guía de Barcelona de 1854. Juan Coll Montells se casa 10 de junio de 1840 con María La U Pujol. De sus hijos destacan destaca Joan Coll Pujol (1842-1910), abogado y político, senador y alcalde de la ciudad de Barcelona con propiedades declaradas en la Barceloneta y Ramon Coll y Pujol, quien parece que finalmente se hizo con la propiedad de edificio, que fue médico y catedrático de fisiología de la Universidad de Barcelona entre 1876-1915. A Ramón se le conoce por su desarrollo, junto con Lluís Carreras i Aragó, de la estadística demográfica sanitaria en la provincia de Barcelona que más adelante sería extendida por todo el estado español. De su matrimonio con Elisa Vergés nacerá Maria Dolores Coll Vergés que constará como propietaria hacia 1940 en una petición de daños de guerra.

Por otro lado en relación a los inquilinos encontramos que 1864 Francisco Fortuny pide poder instalar la maquinaria necesaria para hacer funcionar su fábrica de chocolate, permiso que es concedido. En 1874 también se añaden los usos relacionados con la provisión para barcos, comestibles en la fábrica de chocolate, así consta en el permiso que pidió Sebastiana Fortuny que quería rotular convenientemente la fachada de la tienda ofreciendo todos estos servicios.
Ya en el siglo XX en 1905 en la primera planta nacerá Mercedes Bachero, hija de un fabricante de mosaico, que se irá con su familia a Brasil pero que nunca dejará de recordar la Barceloneta. En 1925 el apellido Francolí ata su historia a la del edificio, el abuelo, un ex trabajador de Can Solé, alquilará la tienda. Su hijo Pere Francolí también tendrán como vivienda parte del piso superior y continuará con el negocio de víveres aunque la tienda será conocida también por las tertulias sobre todo futbolísticas. Posteriormente se instalará el último establecimiento, pero ya dedicado a la restauración, el “Restaurante el Porrón”, que dará el apodo de “Casa del porrón” en el edificio, ya que el emblema de este último local era un porrón puesto en la reja de las ventanas. A pesar del cambio de inquilinos la propiedad de la familia Coll sigue manteniéndose hasta 1997 momento en que se hacen cargo con el nombre de diferentes empresas de inversión. Fue rehabilitada en 2011 recuperando plenamente su aspecto exterior original, mientras que el interior fue adaptado como equipamiento cultural para el barrio.

Recolpilación Taller d'història de la Barceloneta