Consolidación del ACIC 1956-1963
Consolidación del ACIC 1956-1963
Superados los primeros pasos se convocan elecciones y se procede a la renovación de la junta. Guimerà finalizó su mandato hacia 1956 y dejó la presidencia para convertirse en miembro del Consejo Asesor. El cambio de presidencia, con Alfons Cánovas a la cabeza, será de los que más se extenderá en el tiempo.
La presidencia de Cánovas centrará sus esfuerzos en mantener el local abierto y la atención por parte de un asesor a los socios aunque las cuotas, que eran de 12 pts alrededor de los años 60, no permitían ser autosuficientes. La estrategia de compartir espacio con La Hermandad de Torrevejenses, que incluirá la gestión del servicio de bar, ayudará pero no resolverá el problema. Cánovas será también el encargado de hacer realidad la colaboración económica a la que se había comprometido el Ayuntamiento para financiar la escuela.
Por otra parte, los centros de interés de este período serán la supresión de la venta ambulante e incentivar el cumplimiento de los horarios comerciales en un comercio, ciertamente, poco acostumbrando a respetar el cierre de los domingos.
La junta se irá renovando periódicamente eligiendo en votación cada uno los nuevos cargos pero la confianza en la presidencia se mantendrá en la figura de Alfons Cánovas hasta prácticamente los años 70.
Las iniciativas para animar el comercio durante estos años serán de lo más variadas. Podemos encontrar campañas de todo tipo desde el sorteo de una lavadora o la tradicional venta de lotería de Navidad.
Será durante este período cuando Salvador Miquel se hará cargo de la sección excursionista y llegarán a visitar incluso Andorra. Asimismo se impulsará la Comisión de Fiesta Mayor y la participación en los eventos veranos del barrio. Con Alfons Cánovas se llegó a la celebración del décimo aniversario de la entidad.
ACIC y las actuaciones urbanísticas
Uno de los temas que la Agrupació trabajó también a lo largo de su trayectoria fueron las diferentes actuaciones urbanísticas y las reivindicaciones relativas a infraestructuras básicas. Algunas de las primeras acciones fueron pedir activamente la construcción de un campo de deportes y una piscina pública. También, durante largo tiempo, se solicitó que se finalizaran las actuaciones en los espacios todavía con afectaciones por los bombardeos de la guerra civil y que comportaron la ordenación de algunas calles como Almirall Cervera y la construcción de nuevas promociones de viviendas como en la antigua calle Churruca.
Sin embargo, de todos los proyectos de reforma que las administraciones irán proponiendo y que irán alterando la fisonomía del barrio, una de las primeras reformas pantalla, que incidía en el perímetro más visible, fue la del Paseo Marítimo.
En 1958 Manuel Ayxelá Tarrats, concejal del Distrito, dio una conferencia en la Agrupación Cultural de Industriales y Comerciantes de la Barceloneta, con el tema Barcelona, La Barceloneta y el paseo Marítimo. El acto quiere remarcar la trascendencia de la obra y su importancia por el futuro urbanístico de la ciudad.
El proyecto del Paseo Marítimo era el primer paso, no sólo de la recuperación de un mar que se había ido diluyendo detrás de un denso espacio gris, conformado por industrias, sino que comportará la construcción de un gigantesco cinturón de nuevas agrupaciones de edificios, provocando la reurbanización de zonas industriales. El Paseo Marítimo significó un paso de gigante en el esfuerzo de Barcelona por replantear sus bases de gran ciudad.
El proceso de reordenación del Paseo Marítimo de la Barceloneta presentado en Acic se llevó a cabo en poco tiempo. Las expropiaciones fueron expeditivas y rápidas. Los habitantes ubicados en las chabolas de Somorrostro, que a menudo se llevaba el mar, fueron trasladados a barracones de madera situados en Badalona. Aún queda la estatua de Carmen Amaya recordando este pasado cerrado abruptamente.
