Cocina con alma marinera
Cocina con alma marinera
A medida que la Barceloneta se agranda y se montan nuevas y poderosas industrias, aumenta, este tipo de establecimientos, con más proporción los cafés que las puestas o fondas, lo que se explica porque con la facilidad de comunicaciones con la ciudad y la apertura del Portal de la Paz y de su embarcadero, ya no había necesitado, para muchos, de pasar la noche en la barriada. En 1799 en la calle Mariners ya funcionaba el Café de la Fuente. Y en enero de 1802 se estableció el Café del Aguila Imperial frente la Riba.
Hasta el año 1860 podemos hacer constar los siguientes cafés elegidos entre los más concurridos: África, calle de la Concordia, Armonía, en la calle de San Juan, Los Amigos, en la calle de San Fernando,
Cometa, en el Paseo Nacional, Filarmónico nuevo, en la calle de la Concordia, Habana, en la calle de Sant Antoni, Leon de oro, en la calle Mayor, Navegantes, en la calle de Santo Elm, Niño en la calle de Sant Miquel, Café del Puerto, calle de San Juan, Villa de Madrid, calle del Juicio y Café de Puerta del Sol, en lugar que no hemos podido determinar. En la mayoría de estos cafés se servía también comida y el del Puerto se convirtió en café cantante donde se representaban variedades y pasos de comedia con acompañamiento de danzas y tonadillas.
El número de tabernas era cada vez mas grande y en el susodicho año 1860 había treinta y cinco, donde también se cocinaba o se servían escabeches y sofritos, a las cual había que añadir en verano la infinidad de barracas de comida y bebida, especialmente las horchaterías que se instalaban, en la playa.
Con el S.XX la restauración empieza a adquirir gran eco. La Faluga, Can Joanet, La Siempreviva o Can Tipa fueron algunos ejemplos.
El sesgo pescador del barrio es aprovechado por un espacio gastronómico que cada vez tiene más éxito, se trata de los merenderos. Este sector se añade a la restauración ya existente en el entonces llamado Paseo Nacional y en las casas de comidas por obreros del interior del barrio con gran aceptación.
Los merenderos de la playa eran pequeños espacios que, a principios del S.XX, ofrecían cocina de pescador con pescado fresco llegado en la playa. En sus inicios eran instalaciones estacionales de madera para aprovechar la temporada de playa y hacia 1940 ya hay constancia que se empiezan reabrir para hacer un lugar estable en el espacio gastronómico de la ciudad bajo el sobrenombre de los “chiringuitos” ya en los años 60. Los años 60 y 70 marcarán un cambio el decrecimiento industrial propicia el crecimiento del espacio gastronómico basado en las recetas marineras de la cocina tradicional pero también se impone un fenómeno que se inicia hacia los años 60: el de los locales especializados en tapas.
Los años 90 supondrán la desaparición de los chiringuitos y los espacios próximos como el Palau de Mar toman el relevo de la tradición gastronómica.